Consecuencias emocionales posteriores al estado de alarma

En el anterior blog y bajo el titulo “VUELTA A LA NORMALIDAD Y VACIO EXISTENCIAL”, presenté los primeros datos que personalmente estoy observando en mi actualidad profesional sobre consecuencias emocionales posteriores a un estado de alarma en la crisis del COVID-19. En él hablaba desde mi visión de psicólogo clínico y desde una limitada muestra de pacientes. No se trataba, como también voy a hacer ahora, de una análisis psicométrico, ni siquiera responder a unos mínimos requerimientos estadísticos. Simplemente se trataba de una série de observaciones personales de un psicólogo en activo, eso si, con 37 años de experiencia en este campo. Conjeturas y puntos de vista que al coincidir con algunos colegas, he querido haceros llegar.

Pre-reconfinamiento

En esta realidad, constantemente cambiante y con tan sólo unas semanas de diferencia entre el blog anterior y el presente ya no podemos hablar de vuelta a la normalidad. Los alarmantes repuntes de nuevos contagios, el miedo, las inseguridades, los inconvenientes en la producción de la futura vacuna, la futura y presente conflictividad económico social………, nos están haciendo vivir un presente,”un aquí y ahora” con muchas comillas, tantas que podríamos denominar a nuestro actual capítulo veraniego como: “ LA ETAPA DEL PRE-RECONFINAMIENTO”. Optimismo aparte, la realidad actual parece vaticinar ese titular.

Las personas que quieren volver al estado anterior al confinamiento

Actualmente mucho es el sufrimiento y variada su manifestación. En el anterior blog de esta triste colección de malestar emocional, en relación con la crisis del COVID-19, hablábamos de personas que percibían su malestar al pensar en volver a una estado de existencia previo al confinamiento con una sintomatología (preocupación, depresión sentimiento de vacío y negación……) la cual perimetraba este primer grupo. En el actual estado de posible pre reconfinamiento quiero hablar de un segundo grupo, el de las personas que quieren volver a toda costa al estado anterior, un estado que ahora ven lejos, con nostalgia y al que quieren volver a la mayor rapidez posible. El estado anterior es ”su vida” una vida inadmisible de cualquier gran variación. Es evidente que aquí la rabia y la frustación son los buques insignia y la depresión e inseguridad sus consecuentes. Un cuadro sintomatológico al que podíamos titular como “el síndrome del tiempo robado». Podríamos decir que en ese cuadro la media en grado de dolor sería  “el cabreo y la tristeza” fundidos los dos en un único sentimiento de impotencia.

El grupo fundamentalmente lo integran personas que habían logrado, estaban en vías de conseguirlo, ilusionadas o simplemente mantenían un estilo de vida en el que estaban agusto. Expectativas, ilusiones, proyectos de todo tipo, esperanzas, luchas de autorealización y supervivencia que ahora se ven bloqueadas como los “estados de guerra”. Muchos emprendedores por cuenta propia o ajena, estudiantes, luchadores y supervivientes, autónomos, comerciantes, y con profesiones liberales. Algunos acababan de emprender sus proyectos cuando en Marzo estalló todo, en éstos el drama colorea, más aún si puede, un oscuro panorama en sus estados de ánimo. Otros muchos empezaban a sentir los primeros buenos resultados en sus negocios o en sus sueldos una etapa lograda después, posiblemente de mucho tiempo de sacrificio y lucha. Familias que gozaban de haber estructurado un sistema de vida a pesar de la rutina (bendita rutina) y el consumo (del cual todos dependemos), transcurría con la complacencia   y el estimulo de las ilusiones (ahora frustradas).

Ertes, paro, crisis, regulaciones, apuros, reestructuraciones, ruina, cambios y desequilibrios, son los cristales rotos de una realidad que puede o no volver, pero que en estos tiempos malditos del posible prereconfinamiento son vividos con una indefensión que empieza desgraciadamente a ser aprendida. Pero también aquí como en el primer grupo analizado no nos queda otra que no sea el adaptarnos a una nueva realidad personal, activando desde la “psicologia positiva” (la nueva parte de la ciencia psicológica que estudia el valor adaptativo de las emociones) todo el potencial de las emociones que pueden proporcionar desde el ejercicio profesional de la psicoterapia cognitivo conductual que contemple un fondo de tratamiento emocional adaptativo.

En este grupo de personas, como en el anterior, el optimismo la creatividad, la gratitud la empatía y el humor serán las herramientas de contención de las temidas depresiones y otros desórdenes psicológicos.

Víctor Rams Maiques

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