Desconfinamiento y Reacciones emocionales
La vuelta a la normalidad después de tres meses de confinamiento ha traído una serie de reacciones emocionales en muchas personas, reacciones que muchos de los que nos dedicamos a la salud mental estamos percibiendo. Estamos observando distintos tipos de sintomatologías, hoy vamos a hablar de una de ellas.
Malestar emocional por volver a la normalidad
En muchas personas se observa un malestar emocional por el hecho de volver a un estado de existencia previo al confinamiento. A estas personas les apetece menos pisar la calle conforme se está intentando recuperar la normalidad. Estas personas manifiestan en diferente grado de intensidad:a tristeza, depresión, miedo, evitación….. Posiblemente reacciones negativas por la incomodidad de tener que enfrentarse a una realidad que previamente ya no les gustaba. Una vida llena de estrés, de productividad, exigencias, consumo, competitividad y relaciones vacías, además de un estrés crónico prolongado en el tiempo. La vida previa al confinamiento era esto y ahora nos toca volver a ella y muchos no quieren, no quieren volver a una dictadura de la productividad.
En cierta manera el confinamiento había supuesto una tregua y en cierta manera también, una esperanza de que todo iba a cambiar, al menos así lo pensaban ellos y ellas, una ilusión. Vivieron este tiempo de confinamiento con una actitud de presente y de descubrimiento de los “valores perdidos y soñados” y todo esto a pesar de la alarma, el miedo y la incertidumbre con los que todos nos levantábamos y nos acostábamos cada día, y en el peor de los casos con el dolor de la pérdida de seres queridos, algo que al parecer no ha terminado y a lo que podemos volver de un momento a otro.
Y sin embargo, y a pesar de todo, estas personas han vivido el confinamiento con el encuentro de los valores perdidos y/o soñados: disponer del tiempo más a nuestro antojo, descenso del consumismo valorando más lo que tenían, una vida más conciliar con la familia, un mayor contacto (aunque telemático) con la familia y amigos…etc.
Estos meses también han echado de menos muchísimas cosas, aunque con una expectativa de cambio a la vuelta a la normalidad. En cierta manera el confinamiento les había supuesto a estas personas una nueva vida, una nueva versión de ellos mismos que ahora, en la vuelta a la normalidad ven tambalear en esta “vuelta a lo mismo”.
Durante el confinamiento y a pesar del miedo, el dolor y el duelo, aprendieron a valorar pequeñas grandes cosas que en sus limitados espacios temporales les hacían felices.
No quieren volver, están sufriendo su particular trastorno adaptativo mixto ansioso–depresivo. La tristeza, la ansiedad, la desmotivación y en general el mal humor se ha adueñado de ellos. No desean volver a una vida vacía en la que no caben, según ellos, los “momentos encontrados” en el confinamiento. Paradójicamente echan de menos este tiempo de cárcel , de distancia social y separación.
Adaptarse a la normalidad con emociones positivas
Sinceramente todos tuvimos al principio una esperanza que a la vuelta todo iba a ser mejor, pero, terminadas todas las fases que normalizaban la normalidad, terminados todos los reencuentros familiares, las quedadas con amigos, con los compañeros de trabajo, con los vecinos, las vueltas a los bares y restaurantes y el reencuentro dentro de los límites y posibilidades con todas las cosas que hemos echado de menos y seguimos echando, nuestras fiestas y nuestras costumbres que marcaban los capítulos estacionales y que algunas no volverán ya. Terminado este capítulo, quizá vivido irresponsablemente en forma de avalancha, volvemos a una normalidad a la que tendremos que adaptarnos con todos los potenciales que nuestras emociones positivas nos puedan proporcionar, emociones positivas como son: el optimismo, la creatividad, la gratitud, la empatía y el humor. Unos buenos compañeros para acompañarnos en este “normal mundo vacío”.
Víctor Rams Maiques
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