¿Qué es el Síndrome de la Cabaña?
Este síndrome consiste en la aparición de un miedo intenso a cambiar de entorno tras un tiempo prolongado de encierro, a pesar de que el entorno en el que se encuentre la persona no sea mejor. El origen de este síndrome se remonta a principios del siglo XX cuando muchos colonos americanos debían pasar largas temporadas en invierno dentro de sus cabañas experimentando síntomas depresivos, ansiosos y sensación de enjaulamiento.
En el estado actual de confinamiento y desescalada que estamos viviendo, el síndrome se experimenta como miedo a contagiarse, a encontrarnos con personas que estén contagiadas y nos lo puedan trasmitir y un temor a realizar actividades que antes eran cotidianas, como trabajar fuera de casa, coger medios de transporte público, relacionarnos con otras personas conocidas, etc. Este síndrome puede sufrirlo cualquier persona que haya estado en aislamiento durante mucho tiempo, pero las personas que han pasado el confinamiento solas o con menos contacto, tienen más probabilidad de padecerlo. Se presenta, ademas, tanto en adultos como adolescentes y niños.
En su versión más extrema, este síndrome puede generar “agorafobia”, o lo que es lo mismo, el miedo a verse en espacios abiertos.
Para superar estas dificultades, es necesario darse tiempo, ir poco a poco, sin forzar la salida por mucho que esté permitido salir. Poco a poco, ir aumentando el tiempo de salida para poder sentir seguridad. Si se puede salir de casa con otra persona mejor. Es muy importante que tengamos contacto con otras personas para compartir esos miedos. Ademas si asociamos la salida que no agobia con una consecuencia de placer es algo más fácil que volvamos a repetir la experiencia al día siguiente. Es importante entender y respetar a la persona que sufre este problema.
¿Cuales son los síntomas más comunes del síndrome de la cabaña?
- Letargia : Sentirse cansado con dificultad para levantarse del sofá o la cama. Dormir siestas largas de forma inhabitual.
- Dificultades de atención: problemas de concentración y por lo tanto, ciertos despistes o déficits de memoria.
- Apatía o falta de motivación
- Ansiedad, sensación de nerviosismo, sensación de desasosiego y enjaulamiento
- Emociones y sentimientos desagradables como angustia, miedo, inseguridad, tristeza o frustración
- Miedo al exterior, es decir, a salir del espacio donde se ha estado durante un tiempo aislado
- Uno de los pensamientos del síndrome son los pensamientos catastrofistas y muy negativos
- Antojos por determinados alimentos poco saludables para calmar la ansiedad.
El origen y desarrollo de este síndrome puede deberse a que gracias al instinto de supervivencia nos podemos haber adaptado a vivir y convivir confinados. Quien experimenta el síndrome de la cabaña puede experimentar ahora, por un lado confort, seguridad y tranquilidad de las actividades en casa a la vez que ansiedad, evitación e irritabilidad por el mero hecho de pensar en salir a la calle o retomar la vida que teníamos antes del confinamiento. Dado el extenso tiempo transcurrido de aislamiento vivido en los últimos meses están apareciendo muchos casos que manifiestan este síndrome en las fases de la desescalada y dada la facilidad de derivar, tal y como hemos dicho, hacia un trastorno más grave de ansiedad como es la “agorafobia” (miedo a verse en espacios abiertos ), recomendamos seguir las pautas preventivas aconsejadas cuando detectemos dichos síntomas tanto en nosotros como en personas de nuestro entorno.
Víctor Rams Maiques
Deja una respuesta