Muchos de los problemas de pareja se deben o tienen su origen en problemas de comunicación relacionados con el tipo de personas que forman dicha dualidad y con las expectativas que cada uno genera en virtud de su forma de ser.

En este mundo hay tres tipos de personas: los que han nacido sólo para amar, los que han nacido sólo para ser amados y los que han nacido para las dos cosas. Es decir, podemos distinguir entre los que dan (dadores), los que reciben (tomadores) y los que no son ni una cosa ni otra, ya que dan y reciben.

Si nos centramos sólo en los dos casos puros, los dadores y los tomadores, es fácil distinguirlos. Los primeros son generosos, salvadores y viven sólo para gratificar a todo el mundo. Siempre disponibles y con una resiliencia a prueba de bomba, pueden aguantar cualquier cosa del tomador, pues estos últimos son, evidentemente, egocéntricos y egoístas, arrogantes y narcisistas, poco empáticos, impacientes e insatisfechos, con una escasa resistencia a la frustración. El tomador es, pues, un ególatra insatisfecho y desconsiderado, con una escasa predisposición a ponerse en la piel del otro.

Claro está que cuando nos referimos a cualquiera de las tres personalidades: la A, el dador, la B, el tomador y la C, una combinación de ambos, estaremos refiriéndonos a cada uno de ellos respecto a un grado, es decir, un B (tomador) de grado 10, no será igual a un B de grado 2, pero en un B de grado 20, estaremos hablando de una patología llamada “Trastorno de personalidad narcisista”, de la que hablaremos en otro apartado.

Respecto a los A (dadores), un extremo en su tendencia también supone una patología, la conocida como “Trastorno de personalidad dependiente”.

Parejas con relaciones tóxicas.

Las parejas formadas por una tomador y una dador son, en principio significativas de gran posibilidad de toxicidad, a no ser que se trabajen mucho.

El B (tomador) suele asociarse a un A (dador). Los dos pueden formar un tándem súper condicionado que puede llevar a la aniquilación de A. La liberación de A sobre B, es decir, la única forma que tiene un dador de sobrevivir dignamente a un tomador, es marcando límites. Sin éstos, el resultado puede ser terrible para ambos, para los dos, estas actitudes pueden producir en la interrelación una profunda involución en su desarrollo y crecimiento personal.

Pero B no es tóxico en sí mismo, sólo será tóxico con A, pues A deja las puertas abiertas a la toxicidad, simplemente la permite. Si B fuera tóxico, lo sería también con C, pero C no deja que B lo absorba con su desconsideración. C se quiere lo suficiente para que esto no ocurra. Marca de manera natural los límites y puede contribuir a minimizar las tendencias de B y de A, pues A también necesita ser querido para darse cuenta que C es un equilibrado, y no una persona que sólo da y no espera recibir.

En todo momento estamos hablando de rasgos y no de ética, pues la ética está aparte. Un B puede ser muy buena persona, pero al ser tomador no se da cuenta de que sus intereses no pueden estar por encima de los del otro. Es un tic inconsciente que la mente del B no controla. Por otro lugar, A puede caer en una conducta chantajista salvadora, quizás también de una forma inconsciente “después de todo lo que hago por ti”. Es decir, la ética del comportamiento puede entrar de una forma combinatoria a integrarse en las personalidades A,B y C.

No estoy de acuerdo con Adam Grant (profesor de psicología en Pensilvania) respecto a que los tomadores se forman con los dadores, es decir, que no existirían si no existiesen los dadores, pues hay niños  demanda (término utilizado por William Sears, niños que nacen con más necesidades emocionales más intensas. Son niños que exigen más de sus padres con respecto a necesidades básicas (comer, dormir….etc.), niños con una crianza más compleja y exigente, son tomadores naturales.

Psicología de parejas. Tipos de tomadores y de dadores:

Pero el tomador también se hace. Diríamos que hay dos tipos de tomadores, los que son criados bajo la sobreprotección y un exceso de admiración que acaba tamizando sus vidas de narcisismo y desconsideración hacia los demás, y los que ya nacen tomadores (los niños demanda) en los que la educación hará el resto, pudiendo, incluso, llegar a reblandecer el carácter tomador inicial.

De la misma forma existen dos tipos de dadores, los que tienen un carácter suave y los que tienen un carácter fuerte, y como en los tomadores, la educación juega un papel muy importante en el reblandecimiento o no de su carácter de dador.

En nuestro centro Copps Psicólogos Valencia, tratamos, entre otros, los problemas de pareja, teniendo en cuenta, además de muchos aspectos, los rasgos de personalidad, las expectativas y los condicionamientos, de cada uno de sus miembros,  a fin de lograr un desarrollo más armónico de la identidad individual de las personas y de la pareja.

Víctos Rams Maiques

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