No hay que se muy listos para saber que esta crisis va a marcar un antes y un después. La desescalada va a ser un proceso de asimilación. Como en cualquier guerra los mayores estragos no se deben sólo al combate, sino a la destrucción masiva de la vida cotidiana. La readaptación va a suponer unos efectos psicológicos previstos a partir de varios estudios realizados en otras epidemias precedentes, aunque la de la Covid-19 vaya a suponer, posiblemente, nuevos fenómenos y manifestaciones de comportamiento.

Cuales son las consecuencias psicológicas del confinamiento?

En primer lugar, después de periodos de confinamiento, las personas presentan:  Conductas evitativas (miedos a infección, lavado excesivo de manos, evitación de multitudes, miedo y evitación de hábitos anteriores); Aparición de fobias (relacionado con las conductas anteriores a veces se presentan fobias que poco tienen que ver con causas relacionadas directamente con la infección; Estigmación hacia personas que se sabe que contrajeron la enfermedad; Duelos complicados como consecuencia de no haber podido despedirse de seres queridos; Trastornos del sueño y psicosomáticos producto de la preocupación y del miedo; Ansiedad aguda relacionada también con la preocupación; Estrés postraumático más presente en personal sanitario o entre los que han sufrido la enfermedad o ha estado presente en familiares; Problemas de adicción pues el confinamiento acentúa  la debilidad psicológica de los que seguían en  tratamiento por adicción; Trastornos convivenciales (después del confinamiento en China en algunas ciudades se han registrado un récord de demanda de divorcio debido al aislamiento forzado); Trastorno de conducta en niños (en España ya se está llevando un estudio relacionado con este tema en el que parece concluirse que posiblemente un alto porcentaje de la población infantil va a padecer diferentes tipos de trastornos conductuales; Las depresiones relacionadas con las pérdidas, las que emergen en nuestro panorama emocional, las que tienen que ver con nuestras pérdidas reales de seres queridos y además las pérdidas relacionadas con pérdidas de estatus, de nuestras formas de vida por el desempleo, las pérdidas de autónomos, de propiedades, referencias, trabajos y todo lo que tenga que ver con la identidad; Acentuación de problemas psicológicos que estaban siendo tratados y se interrumpieron por la cuarentena.

Cualquier cuarentena deja una huella psicológica y esto es un hecho que tenemos que aceptar y estar preparados para seguir adelante.

La futura nueva normalidad no tendrá nada que ver con la que dejamos. Como digo, cualquier cuarentena deja una huella psicológica, y el efecto global de esta pandemia es la desorientación y la falta de herramientas para afrontarla en todos los ámbitos en los que repercute: sociales, económicos, sanitarios y políticos.

¿Qué debemos hacer ante esta nueva normalidad?

  1. Crear redes asistenciales frente a la posible avalancha de problemas psicológicos que se nos vienen encima.
  2. Muchas personas pueden estar afectadas por la falta de acceso a psicoterapia o medicamentos y facilitárselos.
  3. Escuchar, simplemente escuchar, las preocupaciones de mucha gente que se encuentre en una situación especial de pérdidas (económicas, rol, forma de vida…). Escuchar de forma activa dejando por sentado que queremos escuchar.
  4. Tratar de no complicar la convivencia familiar, de pareja, con los hijos y demás vínculos. Necesitamos el apego de todos.
  5. Recurrir a la asistencia psicológica, lo adecuado en estas situaciones es realizar intervenciones tempranas para evitar que estos síntomas agudos evolucionen hacia problemas psicopatológicos posteriores.
  6. Estar preparados y actuar, porque el sufrimiento es inevitable pedro pedir ayuda mitiga las consecuencias.

 

Víctor Rams Maiques

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