Ejemplo práctico de ideas irracionales

 Elena es una chica de 26 años, la menor de tres hermanos (dos chicos y ella). Hace dos años murió su padre. Vive con su madre pues sus hermanos conviven con sus parejas desde hace unos años.

            Elena es recién licenciada en Empresariales y acaban de concederle una beca para la realización de unas prácticas en una empresa financiera. La empresa le ha transmitido la posibilidad de contratarla al término de ese periodo de prácticas, siempre y cuando cumpla con unas expectativas requeridas.

            Siempre ha demostrado ser una buena estudiante y en la empresa donde realiza las prácticas se ha convertido en poco tiempo en “un número uno” tanto en productividad como en responsabilidad y complicidad con la empresa.

            Sin embargo, Elena ¡no puede más! y decide consultar a un psicólogo. Todas las mañanas, de lunes a viernes, vomita antes y/o después de desayunar. Los médicos especialistas han descartado enfermedad digestiva o cualquier otro origen orgánico.

            En consulta, me dice -entre sollozos- que este tramo de la vida le está siendo insoportable, que se siente culpable del problema pues los nervios se apoderan de ella todos los días. No come, apenas duerme y se siente muy mal cuando piensa la cantidad de tiempo que está desperdiciando.

  • Dime, Elena ¿Qué te pasa?, ¿Cómo te sientes?
  • Pues me pasa que lo podría tener todo y creo que me estoy complicando la vida –respondió mirándome a los ojos y no pudiendo reprimir unas lágrimas-.
  • Pero, ¿Cómo te sientes?
  • Fatal, todas las mañanas vomito y estoy muy nerviosa, creo que estoy desperdiciando mucho tiempo, lo estoy perdiendo. Podría ser feliz y siento un gran malestar y ganas de morirme. Vivo en un mundo de contradicciones.
  • ¿Hay algo que te ponga nerviosa todas las mañanas. Algún pensamiento negativo con el que te levantas?.
  • Sí, pienso que puedo fallar en el trabajo, que puedo “meter la pata” y perder la posibilidad de ser contratada en la empresa cuando termine el periodo de prácticas. ¡Sería terrible!, después de lo que me ha costado, y es que “necesito ese trabajo”, mi padre faltó y en casa no andamos muy bien de dinero. Además, no debo fallar a mi familia y al recuerdo de mi padre. Sería terrible perder este trabajo, por lo tanto tengo que emplear todo mi tiempo en hacer bien mi labor.

         Durante las sesiones que siguieron, fuimos hablando de su peculiar forma de pensar y descubrimos que esa forma de pensar era el origen de su malestar. Elena se dio cuenta que en su diálogo interior aparecían un constante “No soporto”, “Sería terrible”, “Necesito”, “Puedo fracasar”, “Debo”……….. Todas las mañanas se levantaba con una constante sensación de “amenaza” y todas las noches se acostaba con dolores por todo el cuerpo (tensión muscular) y con una sensación de tristeza y agotamiento.

En alguna sesión le propuse que no fuera tan catastrofista en la forma de enfocar las cosas

  • Y, ¿Cómo puedo hacer?, preguntó
  • Pues creo que no es conveniente, y es bastante irracional utilizar tanto la palabra “necesito”. En realidad, sólo necesitamos para vivir y no morir: respirar, beber y comer.
  • Ya lo se, pero si no mantengo en trabajo, no podré cumplir mis proyectos.
  • ¿Y qué pasa si los tuvieras que retocar?
  • Es que todo pasa por mantener este trabajo. Si perdiera el trabajo ni siquiera podría retocar los proyectos. Mi vida se desmontaría, “Sería terrible”, no podría soportar tanto fracaso y defraudar a tanta gente.
  • No podemos elevar a terrible el fracaso en la no consecución de determinadas metas. “Terrible” son otras cosas.
  • ¿Entonces lo que me propones es que me resbale todo?
  • No exactamente. Lo que te propongo es que seas más realista y no tan absolutista. Simplemente que relativices tus expectativas y que seas más objetiva con tus criterios, No caigas en la ley “del todo o nada” Que pierdas tu trabajo no es una “catástrofe terrible e insoportable” sin la cual no puedes vivir. Eso es una invención, pues que yo sepa, perder un trabajo es un infortunio, una catástrofe de grado moderado, pero nunca “un hecho terrible, insoportable e invivible”, aunque de él dependan mis proyectos, siempre estoy a tiempo de reestructurarlos. ¿No?.
  • ¿Cómo se nota que tú mantienes tu trabajo?
  • Verás: Agradezco el mantenerlo, pero si lo perdiera, por los motivos que fuera, posiblemente me vendría abajo y sufriría mucho. Pero los motivos de dicho sufrimiento, quizás insoportable, no estarían directamente relacionados con la pérdida del mismo –estoy seguro- sino con la depresión venida como consecuencia. Una depresión es a veces insufrible, pero la depresión de este tipo (la no orgánica) sobreviene relacionada con una forma de reflexionar que nos hace débiles y acaba destruyéndonos.
  • ¿Quieres decir que por eso mi tristeza va en aumento?
  • Quiero decir que para salir de tu “malestar emocional y físico” tienes que aprender a debatir en un diálogo interior y a través de ese debate aprender a detectar lo que piensas mal y transformar tu manera de evaluar lo que te sucede.

         Pasaron algunas sesiones y Elena aprendió a debatir en su diálogo interior de una manera correcta. Terminó su periodo de prácticas y no la contrataron en la empresa –quizá no la iban a contratar de ninguna manera-. A lo largo de las sesiones y de trabajos terapéuticos realizados en casa como deberes, descubrió cómo determinados puntos de vista, actitudes, inferencias y pensamientos, condicionaban su bienestar emocional, y por lo tanto su calidad de tiempo; volvió a sonreír y a estar más con los amigos; aprendió a mirar al mundo sin quejarse; ganó en autoestima; aprendió a valorar estar más junto a su novio; ganó en autocontrol y aprendió a manejar el estrés; su cabeza se llenó de proyectos divertidos y sobre todo ya no vomitó por las mañanas.

El estado de ánimo, los sentimientos y/o emociones que tengamos juegan un papel importantísimo en nuestra vida. Cuando una persona siente cualquier emoción negativa se genera una mala energía en su interior y el tiempo se desperdicia, se desperdicia la vida. Cuando una persona es feliz, sucede todo lo contrario. La calidad de la vida depende de nuestras emociones y las mismas dependen de nuestra forma de pensar, de nuestras actitudes y puntos de vista con los que evaluamos la realidad.

Elena estaba perdiendo tiempo de vida. No vivía y era una de las cosas por las que se sentía culpable. Sólo aprovechaba el sábado. El domingo era el preámbulo del sufrimiento, que comenzaba con el lunes, y además con el ansia de que terminara pronto y que pasara pronto la semana, y que llegara el fin de semana, en la que al menos podía estar tranquilo el sábado. Podíamos decir que el sábado era el único día de la semana libre de emociones negativas.

La mayoría de las emociones negativas aparecen como consecuencia de maneras erróneas de evaluar la realidad:

En esta forma de evaluar están presentes patrones de pensamiento erróneos e irracionales que llevan a falsas conclusiones. La utilización positiva del tiempo no pasa por eliminar radicalmente la probabilidad de sufrir emociones negativastristeza, sensación de impotencia, frustración desesperanza, ira, etc. – convirtiendo la vida y el paso del tiempo por ella en un paraíso artificial. Se trata de controlar las emociones y mantenerlas dentro de unos límites racionales, es decir aprender a gestionar de manera equilibrada todo sentimiento positivo o negativo. Esta forma de control es la mejor garantía para un consumo positivo del tiempo.

El problema de Elena se generaba en su forma irracional de pensar “Necesito este trabajo”, “Sería terrible perderlo”. “No puedo ni debe fallar”….. Pasado un tiempo, aprendió a controlar sus emociones, cambiando la filosofía radical de sus pensamientos. No se convirtió en un monje tibetano ni en una chica con un gran aplomo, más bien siguió siendo una chica muy responsable y muy autoexigente. Pero aprendió a controlar las exageraciones de sus auto exigencias y necesidades perturbadoras. Aprendió a vivir de una forma más adaptada y a utilizar de una forma más constructiva su tiempo.

El psicólogo Albert Ellis afirmaba que las emociones negativas, el pensamiento y nuestros hábitos de vida (conducta), se influyen mutuamente, volviéndose coherentes para la persona.

En este sentido si un niño/a está habituado a que en su familia se hable gritando; cuando ese niño/a crezca, es probable que piense que gritar es normal (pensamientos).

Así es como surgen nuestras ideas y creencias acerca del mundo, de las personas, de la vida….. La idiosincrasia de las mismas estará marcada por la educación que cada uno ha recibido, por las experiencias, por la personalidad…etc. Además, cuando nos encontremos ante una situación, adversa o no, reaccionamos pensando en ello. Nuestras ideas se cristalizan en creencias enseguida. Estas creencias pueden convertirse en algo tan habitual que incluso ni nos damos cuenta de que las tenemos hasta que frenamos y les prestamos atención. Diríamos que de tanto repetirlas terminamos convirtiéndolas en verdades absolutas y creyéndolas a pies juntillas.

Ellis utilizó el siguiente modelo para explicar su teoría:

A)SITUACIÓN/ ACONTECIMIENTO ACTIVADOR      B)PENSAMIENTOS/ SISTEMA DE CREENCIAS    C) EMOCIONES/CONDUCTA/CONSECUENCIAS

A—-B—–C

Según Ellis hay dos tipos de creencias: las racionales y las irracionales. Las primeras son el fundamento de los comportamientos funcionales y sanos, por el contrario, las irracionales están en la base del malestar emocional.

Ejemplo :

A.SITUACIÓN ACTIVANTE

Tengo una entrevista de trabajo

B.CREENCIAS IRRACIONALES

  • Yo puedo fallar y eso sería horrible
  • Si fracaso quiere decir que no valgo para nada
  • Jamás seré feliz si no consigo un empleo

C.EMOCIONES Y CONDUCTAS

  • Excesiva ansiedad
  • Excesiva preocupación
  • Temblor en las manos
  • Deseos de abandonar la situación
  • Tartamudez ……

B.CREENCIAS RACIONAL

  •  Yo puedo fallar. Trataré de no hacerlo. Pero fallar es humano.
  •  De cualquier experiencia siempre se aprende muchas cosas.
  •  Si fallo sacaré conclusiones para próximas experiencias
  •  La felicidad depende de muchas cosas, no sólo del trabajo.
  • Deseo conseguir ese empleo, pero no lo necesito imperiosamente para ser feliz.
  • La felicidad no depende de una sola cosa.

C.EMOCIONES Y CONDUCTAS  

  •  Ansiedad normal
  • Autocontrol y calma
  •  Fluidez en el habla
  • Ganas de aprender de la experiencia (motivación)….

              Diferencia entre creencias racionales e irracionales.

Las creencias racionales son flexibles, toman la forma de deseos, anhelos, gustos y preferencias. Estas creencias no se convierten en formas dogmáticas del tipo de lo debo, tengo y necesito. Se caracterizan por una evaluación moderada de lo malo, no es bueno no tener trabajo pero no es terrible. Expresan puntos de vista tolerantes, dirá, “no me gusta pero puedo soportarlo”. Estas creencias expresan aceptación, tanto a sí mismo como a los demás. También respecto a la aparición de acontecimientos: la creencia racional se abstendrá de expresar que algo ocurrirá siempre o nunca, en vez de ello, los acontecimientos en la vida pueden situarse a lo largo de un continuo, entre ocurrir raramente o ocurrir frecuentemente.

Las creencias irracionales se diferencian de las racionales en dos características: 1º son absolutas (o dogmáticas) por naturaleza y se expresan en términos de “Tengo que”, “Debo”, “Debería”, “Estoy obligado”  y 2º provocan emociones negativas que interfieren en la obtención de matas (por ejemplo: depresión, ansiedad, culpabilidad, miedo..). Son dogmáticas, absolutas, expresadas en demandas (en vez de en preferencias o deseos). Aparecen términos como: necesito, debo, no puedo, jamás, etc. En lugar de: prefiero, es mejor, no me gusta, etc.

Estas ideas irracionales traen significados de catastrofismo o tremendismo del daño o significado del hecho. En este sentido la creencia es expresada de manera que una situación es cien por cien terrible. También expresan baja tolerancia a la frustración: “No lo soporto”, “No puedo imaginarme la vida sin esto”, “No puedo más”… “Es horrible”, “Sería horrible”.

Las creencias racionales, en cambio, se diferencian de las anteriores fundamentalmente por dos características: 1º porque son relativas y 2º porque no impiden el logro de objetivos y propósitos básicos. Se expresan en la forma de “Me gustaría”, “Quisiera”, “No me gustaría”, “Preferiría”, “Desearía”.

Las creencias irracionales brotan de afirmaciones exigentes e imperativas acerca de “te debería ocurrir”, o “es preciso que te ocurra” de tal forma que así puedas conseguir absoluta y necesariamente lo que deseas. Si realmente nos mantuviéramos en nuestros deseos y preferencias y nuca las proyectáramos a las necesidades y exigencias, muy pocas veces nos haríamos afirmaciones anti empíricas a nosotros mismos y a otras personas. Pero tan pronto convertimos nuestros deseos en horribles necesidades, las afirmaciones irreales se originan inevitablemente. Con tales deseos y exigencias es casi imposible no sacar conclusiones anti empíricas acerca del mundo.

Cuando Elena dice que “necesita conservar este trabajo”, concluye rápidamente que “no debe fallar”, que “sería terrible perder el trabajo” y en forma de auto exigencia afirma: “Tengo que emplear todo mi tiempo en hacer bien el trabajo para ganar la aprobación de mis superiores”. Con estas auto exigencias es posible que Elena cree las siguientes inferencias: Es necesario que conserve este empleo ahora mismo, en este momento, de no conservarlo, la vida no merece la pena vivirla. Si no tengo este trabajo, nunca volveré a encontrar un buen empleo…

            Si Elena se mantuviera inflexiblemente en su creencia racional: “Deseo este trabajo, lo prefiero frente a otras opciones, pero si al final no me contratan seguiré intentando un contrato de características similares”. Si se mantuviera en esta línea de pensamiento, probablemente su rendimiento sería mayor. Su pensamiento se convertiría en un pensamiento más abierto y positivo: “Si sigo intentándolo muy probablemente encontraré otro en un futuro no muy lejano”.

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