Muchos estudios concluyen que una de cada cuatro personas va a padecer algún tipo de trastorno mental, siendo los más frecuentes los relacionados con la ansiedad y la depresión.

Dentro de las técnicas psicoterapéuticas de modificación de conducta, es cada vez más frecuente el uso de terapias de tercera generación, las cuales modifican la conducta a la vez que trabajan aspectos como la relación del paciente con el problema y el contexto en que vive el mismo.

Terapias de tercera generación, Enfoque global y más próximo a la persona más que al problema

Las terapias de tercera generación son un conjunto de terapias creadas con el objetivo de realizar una modificación de la conducta del paciente pero desde un enfoque global y próximo a la persona más que al problema, teniendo en cuenta la vivencia que tiene el paciente de su problema y cómo el contexto social y cultural han producido que su conducta sea poco adaptativa. La tendencia a la evitación del dolor, el no separar el contenido de sus pensamientos de la realidad objetiva y la falta de compromiso y determinación para seguir los propios valores e intereses, se añaden a ese contexto de procesos interconectados.

Clasificar valores para aceptar emociones

Por eso, que la persona aprenda a clasificar valores para luego, mediante el desarrollo de una nueva perspectiva, pueda aceptar sus emociones, sensaciones y pensamientos en favor de aquello que realmente considera importante. Ejemplo: Una persona siente miedo a hablar en público pero es muy importante para su profesión en esos momentos pues tiene que dar una charla. La evolución en su profesión es un valor para ella y dar la charla una meta. En este sentido tendrá que dar la charla a pesar de sentir ansiedad. Es decir, a través del desarrollo de nuevas perspectivas («yo observador» etc.) aprende a aceptar esa ansiedad reactiva en favor de aquello que realmente considera importante.

De esta manera, en estas nuevas terapias se promueve la orientación a los valores de la persona (las cosas de valor para la persona) en lugar de centrarse en los síntomas. Los valores de la persona es el único contexto en el que la misma puede encontrar significado al sufrimiento.

La importancia de la autoaceptación y la observación.

En estas terapias de tercera generación, a través de la autoaceptación, la observación de lo que pensamos y qué creencias nos provocan dichos pensamientos, se busca guiar a que el paciente se involucre y se  comprometa en lo verdaderamente importante en su vida. Sólo así podremos centrarnos en el análisis funcional de los patrones conductuales desadaptados.

 

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