Sin ánimo de abrir un debate teórico o epistemológico sobre la variación del concepto de vulnerabilidad aplicado a grupos concretos por su condición específica, podemos plantearnos cómo están viviendo determinados grupos sociales la situación de incertidumbre actual causada por la COVID-19. Como decía, sin ir más lejos, todos o casi todos, hemos sufrido momentos de estrés generado por la ruptura de la rutina que ha afectado nuestra vida económica, social y lo que es peor nuestra salud. Pues bien, si nos centramos en los grupos de riesgo que ya llevan asociada alguna patología, y aquí fijamos nuestra mirada en el área que nos ocupa, la salud psicológica de las personas, podemos concluir que en el caso del trastorno bipolar han visto afectada su situación de vulnerabilidad.
Cuando hablamos de vulnerabilidad, es importante tener en cuenta que se analizan cómo mínimo dos variables. En primer lugar, el vínculo directo de la persona con una situación de estrés físico que se da desde el exterior y cómo éste afecta a la persona. Un ejemplo claro es como las personas con trastorno bipolar ven afectada su vida diaria durante y después de la pandemia actual. Y la segunda variable, es averiguar la situación de la persona tras la perdida o reducción de algo intrínseco, que por supuesto podría ser la disminución de la salud a raíz de una enfermedad.
Una vez analizada la afectación externa e interna de una situación concreta de estrés se puede valorar la vulnerabilidad de un individuo o grupo frente a un evento particular como lo es la pandemia.
Partimos de la base que muchas personas tienen mayor capacidad de resiliencia que otras y en este caso los pacientes con trastorno bipolar son más vulnerables al estrés en comparación a una persona que no tiene patología y sobre todo la rutina es fundamental para su estabilidad emocional.
Por lo dicho, es importante que no se vea afectado el curso del tratamiento de estos pacientes, y en la medida de lo posible, a día de hoy, que puedan seguir una determinada rutina apoyada en unas pautas farmacológicas, psicológicas y neuropsicológicas para que de este modo se minimicen los efectos de la pandemia en los mecanismos cerebrales que regulan el estado de ánimo de las mismas; solo así conseguiremos reducir los episodios de crisis personales.
Para conocer mejor el tema que estamos abordando veremos que es el trastorno bipolar, un posible perfil de una persona que lo padece y las posibilidades de tratamiento.
¿Qué es bipolaridad?
El trastorno bipolar es una enfermedad caracterizada por la existencia de una alteración en los mecanismos cerebrales de regulación del ánimo.
Los individuos bipolares se pasan deprimidos casi el 50% de su vida y el 11% con síntomas maniacos o hipomaniacos (Post et al., 2003). En el 2004, Hirschfeld, compara el impacto que tiene el trastorno bipolar antes y después de un tratamiento adecuado, y observa que tras un tratamiento adecuado, la carga experimentada disminuye considerablemente en todas las áreas evaluadas tras el tratamiento:
conflictos interpersonales, problemas maritales, funcionamiento académico y laboral, dificultades económicas y abuso de alcohol o de sustancias.
En el trastorno bipolar se altera esta regulación y aparecen estados de ánimo bajo (episodio depresivo), exaltado (episodio maniaco) o mezcla de ambos (episodios mixtos) más allá de lo normal, con repercusión negativa en el funcionamiento y que toman un curso independiente de las circunstancias externas.7
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Esta enfermedad está distribuida por todo el mundo, afectando por igual a distintas razas, clases sociales, economías, etc.
El trastorno bipolar es una enfermedad que aparece con mayor frecuencia en la adolescencia, interfiriendo en el desarrollo social y laboral de la persona que lo padece.
Afecta tanto a hombres como mujeres, con pequeñas diferencias. El clásico trastorno bipolar tipo I es igual de frecuente en hombres que en mujeres, el tipo II y otras manifestaciones del espectro bipolar serían más frecuentes en mujeres.
Los episodios maniacos son de mayor gravedad y repercusión en el funcionamiento del sujeto, motivando el ingreso hospitalario en muchos casos para evitar las conductas de riesgo con las que se puede asociar.
Los episodios hipomaniacos, al presentar los síntomas con menor intensidad pueden pasar más desapercibidos, sobre todo para el sujeto que los sufre, ya que además suele vivenciarlo como un periodo de mayor actividad y energía.
Además del estado de ánimo bajo (tristeza), aparecen síntomas como la apatía, cansancio, alteracion del sueño (insomnio o somnolencia excesiva) y apetito (aumento o disminución), pensamiento enlentecido con tendencia a culpabilizarse o recurrente sobre temas concretos de forma obsesiva, baja autoestima y desesperanza hacia el futuro. También es muy frecuente que se dé ansiedad asociada. En este contexto es muy frecuente que aparezcan ideas de muerte, intentos de suicido y por desgracia, suicidios consumados.
Los estados mixtos se caracterizan por presentar de forma simultánea síntomas de la esfera depresiva y maniaca. Desde el punto de vista práctico esta combinación se traduce en un predominio de un humor irritable (disforia) que suele provocar enfrentamientos en las relaciones interpersonales a la mínima situación de contrariedad.
En las fases maniacas, como depresivas o mixtas pueden aparecer los denominados síntomas psicóticos, los cuales, son a veces tan predominantes en el cuadro clínico que dificultan el diagnóstico. Es por ello que, en ocasiones, muchos pacientes que realmente sufren trastorno bipolar son erróneamente diagnosticados de un trastorno psicótico en los primeros episodios de la enfermedad.
Cuando los episodios aparecen con una frecuencia de al menos cuatro por año nos encontramos ante la ciclación rápida.
Existe una predisposición genética a sufrir Trastorno Bipolar.
El trastorno bipolar es sensible a la influencia del medio ambiente en general. La exposición a la luz natural parece tener un efecto sustancial en el bienestar de los pacientes con trastorno bipolar (Colombo C,Lucca A 2000).
El otoño es generalmente el peor momento para los pacientes con episodios depresivos y maníacos, especialmente para aquellos con episodios recurrentes. Por lo tanto, la influencia negativa de otoño sobre el bienestar mental debe ser observado con más cuidado en el trabajo clínico (Jean- louis G, Kripke DF 2000).
El trastorno bipolar no tiene por qué ser considerado una enfermedad discapacitante. Esta disfuncionalidad, como todas, tiene, sus rangos de gravedad que provocan un grado variable de discapacidad.
En ocasiones puede ser necesario un ingreso hospitalario para prevenir situaciones de riesgo o en casos más resistentes.
Es recomendable mantener una actividad regular. El alcohol y las drogas siempre actúan como desestabilizantes del estado de ánimo.
Cursa con deterioro cognitivo y multifuncional. Las principales áreas cognitivas que están afectadas son las siguientes:
- Memoria
- Memoria de trabajo
- Funciones ejecutivas y toma de decisiones.
- Déficit atencional.
La aportación de la neuropsicología a nivel preventivo y precoz es necesaria para estos pacientes. La aportación de ISBD-BANC: Batería cognitiva específica para el trastorno bipolar, ha mejorado la distinción entre esquizofrenia y trastorno bipolar en el plano neuropsicológico y psicológico.
El tratamiento del componente familiar, es un elemento fundamental en el abordaje global del trastorno.
¿Cuáles son los tratamientos para el trastorno bipolar?
El tratamiento que realizamos en nuestro Centro Copps Psicólogos Valencia SLP se divide en 4 bloques:
1. Evaluación y Estimulación Cognitiva.
Se trata de detectar qué áreas cognitivas están afectadas en el paciente para posteriormente estimularlas mediante ejercicios de estimulación cognitiva.
2. Psicoeducación.
La psicoeducación tiene como objetivo la intervención desde un punto de vista teórico y práctico, se ocupa de que las personas que la reciben comprendan la enfermedad, su curso y pronóstico, enfatizando en aquellas variables que afectan a la misma, dando estrategias para hacer frente desde una perspectiva cognitiva, conductual y emocional.
3. Reducción del estrés.
- Técnicas de Relajación (Ayudar a la imaginación con imágenes dirigidas a la
visualización). Combinamos Jacobson (grupos musculares). Schultze (EA), Respiración Profunda, Escena Relajante.
- Técnicas Cognitivo-Conductuales.
- Generar hábitos y rutinas.
4. Tratamiento familiar.
El objetivo de la terapia es mejorar el funcionamiento familiar mediante la educación del paciente y su familia sobre la naturaleza, los síntomas, el curso, el tratamiento de la enfermedad.
La finalidad es que tanto el paciente como su familia adquieran un buen manejo de la enfermedad. Adicionalmente, se ayuda a los miembros de la familia a adquirir recursos en comunicación y resolución de problemas que ayudarán a disminuir la tensión en el ámbito familiar.
En definitiva, la detección y tratamiento temprano son cruciales para mejorar el curso de la enfermedad.
El objetivo es focalizar la atención terapéutica en el trastorno bipolar en las fases iniciales, y dar el mejor tratamiento farmacológico y psicológico desde el primer momento. Así podremos prevenir recaídas, que generan alteraciones en factores neurotróficos, y atrofias cerebrales que probablemente podrían ser evitadas y que empeoran la evolución de la persona que padece el trastorno.
Nosotros, el equipo multidisciplinar de COPPS PSICOLOGOS, contamos con las herramientas teóricas y prácticas para dar respuesta a un tratamiento adecuado en lo que dice respecto al trastorno bipolar, por lo que no deje de solicitar más información accediendo a nuestra página web o llamando a los números de teléfonos disponibles en la misma.
Le agradecemos que nos tenga en cuenta para ampliar sus conocimientos y es un placer poder ayudarle.
Álvar Rams Parreño
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